martes, 4 de octubre de 2011

New York, New York! (Primera parte)

No tengo palabras para explicar qué siente uno cuando pone un pie en Nueva York. Cuando la gente me pregunta con qué otra ciudad la puedo comparar, mi respuesta es siempre la misma: Es incomparable. Es un sitio en el que uno se siente como en casa porque lo que vemos ya nos suena de haberlo visto más de una vez en la pequeña o gran pantalla. Es la ciudad que nunca duerme, la ciudad de los rascacielos, la metrópolis por excelencia y aquella a la que uno siempre quiere volver. O por lo menos... ¡yo vuelvo!. Mi viaje fue relámpago porque no encontré ningún sitio asequible y seguro para dormir. El autobús sale tirado de precio, porque el viaje de ida y vuelta cuesta 30$. Hay distintas compañías (entre ellas dos chinas) que viajan desde South Station, hasta distintos puntos de la Gran Manzana. Los autobuses tienen wifi, no son especialmente incómodos y además hay una amplia variedad de horas de salida tanto desde Boston como desde Nueva York.

Salimos un viernes a las 11,30 de la noche de Boston. El viaje dura entre 3 y 4 horas, dependiendo del tráfico. Tras preparar nuestro recorrido (me compré una guía de bolsillo muy pequeñita y super útil en Madrid, que fue nuestra gran aliada, porque venía con mapa incluido), hinché mi cojín de viaje y a dormir. Llegamos a Chinatown hacia las 4 de la mañana y he de decir que parecían las 12 del mediodía ¡Una actividad! tráfico, gente por la calle, tiendas abiertas... Nuestro primer objetivo de tan larga jornada era recorrer el puente de Manhattan hacia Brooklyn y hacer el camino contrario pero esta vez atravesando el puente de Brooklyn. Decidimos hacerlo en primer lugar, para poder ver el skyline de noche. Las fotos tienen poquísima calidad, pero creo que nada más empezar a cruzar el puente de Brooklyn, abrí la boca y no la cerré. ¡Qué espectáculo!. Esos edificios tan impresionantes, llenos de luz, la mezcla de colores y el reflejo de todo ello sobre la superficie del río... Llegamos otra vez a Manhattan y encontramos un Dunkin Donuts abierto, donde esperamos con un café caliente hasta que amaneciera.

Con los primeros rayos del sol, nos pusimos en marcha en dirección al World Trade Center, Wall St., y la estatua de la Libertad. ¡Qué impresión causa ver que los edificios que rodean la zona cero, diez años después, los siguen reconstruyendo!. Hay obreros trabajando día y noche y aún así, esta zona, no ha recuperado la normalidad. La estatua de la Libertad la vimos desde el puerto pues era demasiado pronto para coger el barquito hacia la Isla. Eso queda pendiente para mi próxima visita. Desde allí, enganchamos el inicio de Broadway Street y ¡a andar!. Recorrimos los barrios de Soho, Tribeca, Little Italy. Todo a marcha rápida que aún quedaban muchas cosas por ver y hacer. En cierto momento del recorrido, Broadway se cruza con la Quinta Avenida (¡Qué bien suena ésto!), y tras un desayuno buenísimo en una especie de mercado italiano con todo tipo de productos frescos, nos pusimos otra vez en marcha... ¡camino al Empire State!. Casi llegando a Madison Square y con el Empire como telón de fondo, nos topamos con el Edificio Flatiron. ¡Qué ocurrente y bonito! Me encantó. Aparentemente, tiene pinta de un edificio cualquiera si uno va caminando por Broadway o por 5th Avenue... pero cuando se llega a la esquina del mismo, impresiona ver que ¡sólo tiene dos metros de ancho! Caminando desde Madison Square ya se puede ver muy de cerca el Empire State, porque apenas restan 200 metros hasta la puerta principal. Y hacia ahí nos dirigimos.

Con una mezcla de nerviosismo y ansiedad por llegar arriba cuanto antes, cruzamos la puerta de este gran edificio. Aviso a navegantes, y posibles visitantes de Nueva York: compensa comprar los tickets por Internet, en la página oficial del Empire. Una vez dentro del edificio hay unas máquinas en las que poniendo nuestro apellido y el número de reserva que nos mandaron al e-mail, podemos imprimirlo. Está todo muy bien organizado. Primero se sube al piso 80, donde hay un mini-museo con fotografías, planos de construcción, medidas... y de ahí subimos al piso 86, ¡que sólo nombrarlo da vértigo! Creo que no voy a ser capaz de explicar con palabras lo que se siente en el momento de ver que estás a una distancia considerablemente alta del suelo, con la ciudad de Nueva York a tus pies. Si de onomatopeyas se tratara la cosa, la más apropiada para describir este estado sería un "Wooooooooooooooooooow!" (en español un "guau" muy largo) abriendo mucho los ojos y la boca. Dejémonos de tonterías, hay que verlo y punto. Creo que de la emoción que sentía, me olvidé que tenía una cámara de fotos para inmortalizar esas vistas. En ese momento sólo me atrevía a contemplar, que no mirar. ¡Qué bonito!. Bajé a la cruda realidad cuando una pareja de enamorados me pidió que por favor les hiciera una foto. A partir de ese momento, saqué yo mi olvidada cámara y a disparar sea dicho. Desde distintos ángulos, hacia varias orientaciones, con más o menos zoom... ¡Qué pasada de ciudad! Cuando quise mirar el reloj, me di cuenta que había pasado casi una hora y algo, que por cierto se me hizo cortísima. Me hubiera quedado allí mucho más rato, pero nos quedaban muchas más cosas por ver. Dejo aquí algunas de las capturas de estas primeras horas en Manhattan y finalizo aquí la primera de las dos entradas sobre mi viaje. En breve, ¡más y mejor! Esta ciudad no defrauda.

Puente de Brooklyn

Vista del puente de Manhattan desde el de Brooklyn

World Trade Center still under construction

La Bolsa de NYC

Statue of Liberty!



Edificio Flatiron

Con el Empire State de fondo, desde Madison Sq.

Edificio Chrysler

Vista del World Trade Center. Falta algo...

La estatua de la Libertad se ve de fondo

¡Qué bonito!

Times Square por ahí en medio y de fondo Central Park

Mi prima en Polonia... ¡también con blog!

Por si queréis leer más aventuras por otras latitudes, pero escritas en este caso por una Canosa de nombre Blanca... ¡aquí os dejo el enlace!. El caso es viajar con la imaginación, ya que las circunstancias familiares, de trabajo, etcétera, no lo permiten...

http://blankienpolski.wordpress.com/

Tengo esto un poco abandonado, lo sé. Estoy en mis dos últimas semanas, aprovechándolas a tope y sin apenas tiempo para escribir. Además, la crónica de Nueva York me está llevando más tiempo que el resto. Me gustó tanto, y quiero contar tantas cosas sin aburrir al personal... En fin, pronto lanzaré el bombazo... ¡quizá esta noche!

martes, 27 de septiembre de 2011

A scavenger hunt... ¡Una gymkhana por la ciudad!

¡Pues sí! suena emocionante, y así fue. Hoy en clase, nuestro profesor nos propuso hacer una gymkhana por toda la ciudad. ¡Estos americanos son la bomba! Antes del descanso, nos explicó en qué iba a consistir. Nos daba hora y media para completar el mayor número de pruebas posibles. No fue divertido, ¡fue divertidísimo! Las pruebas, como os podéis imaginar, fueron de los más variopinto. Debíamos traer pruebas de cada una de ellas, cuando no fotografías. Lo más gracioso del asunto, es que en mi clase yo soy de las más jóvenes. Justo esta semana he compartido mesa con empresarios alemanes y suizos que han venido unas semanas a perfeccionar su inglés. Los alemanes parecen serios ¿verdad? Pues, ¡todo lo contrario! disfrutaron incluso más que yo. Como me imagino que estaréis expectantes con las pruebas que tuvimos que completar, colgaré el papel que nos dieron y luego traduciré, por si alguien tiene alguna pequeña "dudilla", y así os evito el tedioso trabajo de usar el traductor de google que, dicho sea de paso, es peor que un dolor de cabeza.



-Una factura de 50 céntimos de gasolina
-Un vaso de café desechable con el logo de la cafetería en cuestión firmado por uno de los empleados
-La carta de un restaurante de comida para llevar
-Un bolígrafo de propaganda (debe tener información de la empresa en él)
-Un sello de 5 céntimos
-Un recorte de periódico con algún evento para mujeres
-Una moneda de 1980 (de cualquier valor)
-Una receta casera de algún ciudadano de Boston
-Una fotografía de una matrícula de otro Estado
-Un formulario de un seguro de viaje
-Un sobre para realizar un ingreso bancario
-El número de teléfono de una cabina en................. (dirección)
-El mejor precio de un bistec de ternera de toda la ciudad
-¿Qué restaurante es el que abre hasta más tarde durante las noches de los sábados?
-¿Cuánto cuesta la Piña colada en el bar del barrio?
-Un cupón de descuento de una pizzería
-Una sombrilla de cocktail (las típicas chinas)
-La tarjeta de visita de un vendedor de cosméticos
-La tarjeta de visita de un ginecólogo

Tomar fotos de lo siguiente:
-Alguien paseando a su perro
-Un miembro del equipo echando gasolina en un coche ajeno
-Un extraño cantándole a un miembro del equipo
-Alguien con más de 4 niños
-La casa más pequeña que podáis encontrar
-Un graffiti en el lavabo de algún negocio
-Alguien con 85 años o más (sujetando su carnet de identidad)
-El equipo compartiendo una lata de refresco (cada uno con su propia pajita)
-Un guardia de policía local
-La limusina más larga (o coche) que podáis encontrar

Como podéis ver, imaginación al poder. Pero lo mejor de todo, es la capacidad de ayudar y de involucrarse que tienen los americanos. ¡Es una gozada! Nada más llegar a algún sitio para conseguir alguna de las pruebas, y contar qué estábamos haciendo, no sólo nos ayudaban con su propia prueba, sino que además nos decían dónde podíamos encontrar cualquier otra hasta incluso usando internet, acompañándonos un rato por la calle para tratar de agilizar... ¡buenísimo!. Algunas las dimos por perdidas como las de la gasolina, porque nos iba a llevar mucho tiempo llegar hasta la más cercana. Con otras, como la de preguntarle a alguien su edad (más de 85) pensábamos que nos íbamos a jugar el tipo. Los educados de la alemana y el suizo de mi equipo me dejaron a mi la tarea, que "como eres española, te atreves a preguntar eso" pero no fue tan complicado. Fuimos a Boston Common, porque allí sería fácil encontrar muchas de las pruebas, y de repente, ante nosotros, apareció una familia con una mujer bastante mayor en una silla de ruedas. Ni corta ni perezosa, a ellos me lancé con la mejor de mis sonrisas y haciéndole la envolvente de mi exótica proveniencia (todo país que se encuentre fuera de los márgenes de las costas americanas, es aquí reconocido como de otro mundo, y al fin y al cabo España la salerosa, donde nos pasamos el día bailando, comiendo jamón, bebiendo vino y tomando el sol... ¡no iba a ser para menos!). Conseguí mi ansiada fotografía con mi amiga abuelilla más contenta que unas castañuelas y muy orgullosa de su edad. ¡No fue para tanto!. Pediré la fotografía para colgarla, porque merece la pena. Mientras, dejo la que pude hacer yo con mi cámara: Todos los miembros del equipo bebiendo de una lata de refresco con una pajita.

En mi equipo: Niccola (alemana), Johan (suizo), Marwah (Saudí) y yo (española y a mucha honra)

martes, 20 de septiembre de 2011

Freedom Trail: la mejor manera de conocer la historia de Boston

Ya he comentado algo sobre el Freedom Trail en alguna entrada anterior, pero esta vez, ocupará todo el protagonismo de estas líneas. Pero ¿qué es exactamente? bueno, pues podríamos acabar rápido diciendo que es una línea roja dibujada en el suelo que recorre el centro de Boston (o como se dice en América el downtown). Pero lo cierto, es que es mucho más que eso, puesto que siguiéndola podemos recorrer los lugares históricos y más característicos de la ciudad. Son más o menos 4 km. de recorrido casi todo en plano, así que, no resulta demasiado costoso hacerlo entero. Haciendo paradas técnicas, nosotros tardamos unas 4 horas en acabarlo y se pasa volando. Al principio del recorrido hay posibilidad de unirse a algunos de los guías que lo explican, pero sólo lo hacen de la primera parte. ¡En algunos casos, van hasta disfrazados! Nosotros preferimos coger una guía gratuita que nos ofrecieron en la Oficina de Turismo. Con ella fuimos descubriendo cada uno de los lugares que ésta ciudad esconde entre sus calles. Tenía ganas de hacerlo, y la verdad es que no me defraudó para nada. Desde el Boston Common, hasta la USS Constitution, pasando por el Bunker Hill Monument o Quincy Market. Y nombro éstos, porque son los que más me han gustado.

Del primero, Boston Common, no digo nada, porque creo que ha quedado claro con las fotos, que es bastante bonito. La USS Constitution es una de las últimas paradas, y es una de las primeras fragatas de la Armada de los Estados Unidos fletada en 1797. Recibió su nombre del mismísimo Presidente George Washington en honor a la Constitución. Es el navío más antiguo que aún se encuentra en activo y a flote en todo el mundo. Impresiona mucho poder subirse a bordo. Todo está tal cual. Tras pasar un control de seguridad, enseñando incluso el pasaporte, se puede visitar gratuitamente. ¡Y merece la pena!. Quincy Market me ha gustado, porque me recuerda a Covent Garden. En realidad, la parada oficial en el Freedom Trail es Faneuil Hall, un sitio de reunión al que acudían de todas partes de Boston para escuchar a hombres como Samuel Adams o James Otis alentando a la lucha contra Gran Bretaña por la independencia. Más adelante se convirtió en un mercado compuesto por varios edificios, uno de ellos es el llamado Quincy, que es el más bonito y el más rico arquitectónicamente hablando y ahora ocupado por restaurantes y tiendas. Muy cerca está el famoso Hard Rock de Boston, pero éste no entra, lógicamente, dentro de nuestra ruta hoy. La última parada es Bunker Hill monument, un obelisco que ahora forma parte del Parque Nacional de Boston, y que conmemora la batalla de Bunker Hill. Más que el obelisco en sí, impresionan los alrededores y las vistas. Los alrededores, por la cantidad de verde, y porque el barrio Charlestown es uno de los más bonitos de Boston, a mi parecer. Ha servido, de hecho, de escenario de muchas películas. ¡Y vimos rodar una mientras estábamos allí! La estrenan bastante tarde, en 2013 y se llama R.I.P.D. En ella actúan Ryan Reynolds, Kevin Bacon y Jeff Bridges a los que pude ver, pero ya me había quedado sin batería en la cámara de fotos. En fin, otra experiencia más vivida en Boston, que cada día no deja de sorprenderme.








lunes, 19 de septiembre de 2011

11-S, X Aniversario

Han pasado diez años, y parece que fue ayer cuando la imagen de la ciudad de Nueva York, destrozada, daba la vuelta al mundo. A Estados Unidos le tocó pasar una prueba muy dura, que aún después de este aniversario, sigue intentando superar. Nunca me había imaginado que iba a vivir un 11S en América. Durante varios días, los periódicos gratuitos del metro iban anunciando la inminente llegada de dicho día con testimonios, imágenes, artículos escritos por gente de renombre... y llegó el día. Aquí me enteré (tal vez conocía el dato, pero al no afectarme tan de cerca, no lo retuve) que dos de los aviones secuestrados despegaron desde el aeropuerto de Boston. Los homenajes recorrían toda la ciudad, y los testimonios que tuve ocasión de escuchar me dejaron impresionada. 

Junto a dos chicas de la escuela, una española y otra alemana, decidimos recorrer algunas partes de la ciudad durante este marcado día. En la oficina de Turismo nos dijeron que cerca del Río Charles iba a tener lugar un homenaje con testimonios y conciertos y nos señaló algunos de los sitios en los que tendrían lugar otros "Memorials". Así que, después de comer, nos pusimos en marcha. La primera parada fue en los Boston Public Garden, donde los militares rendían homenaje a las víctimas. A lo largo del parque habían colocado el mismo número de banderas americanas que víctimas en los atentados. La estampa era impresionante.




Después fuimos a la explanada del Río Charles, donde tuvo lugar el gran evento. Conciertos con coros de niños, testimonios de familiares, bomberos e incluso autoridades contando sobre lo ocurrido y recordando a las víctimas. Fue muy emotivo, la verdad. Me encantó haber tenido la oportunidad de vivir este día junto a los americanos. Lo que más me llamó la atención fue la marcha que algunos de los familiares de las víctimas, realizaron en bicicleta desde el World Trade Center hasta Boston. La lideraba una mujer, cuyo marido iba en uno de los aviones que salieron de Boston y el primero en impactar contra una de las Torres. Contó cómo consiguió hablar con él por teléfono antes del impacto, no tenían muy claro lo que iba a pasar después, pero la comunicación se cortó. Ella, en ese momento, estaba embarazada de una niña pequeña, su hija, a la que él nunca llegó a conocer. Me llamó la atención la fuerza de esa mujer y su capacidad de perdonar. Años después y cuando dio comienzo la Guerra de Irak, decidió comenzar una asociación para ayudar a las mujeres iraquíes que estaban perdiendo a sus maridos en la guerra. Hoy en día es una de las asociaciones más activas de la zona. ¡Cuánto tenemos que aprender!

Todo terminó a las 5pm, así que hasta las 8 nos fuimos a dar una vuelta por la orilla del río. Esta parte de Boston está justo en el lado contrario del Puerto. Desde aquí se tiene otra de las vistas, a mi juicio, más bonitas de la ciudad. Hacía muy buen día y tuvimos la suerte de ver un montón de barcos en los alrededores. Desde esta parte y cruzando el río a través de varios puentes, se llega a Harvard y al MIT (Massachusetts Institute of Technology). Pero de esto ya postearé más adelante. Dejo algunas capturas del evento y del paseo por el río Charles.







miércoles, 14 de septiembre de 2011

"Singing in the rain"

Mi segunda semana en Boston: pasada por agua, y con un descenso importante e inesperado de las temperaturas. ¡Y yo con estos pelos!. Tras un primer "remojo" en la calle intentando evitar charcos con mis zapatillas de tela... decidí entrar, cual maruja que va al primer día de las rebajas del Corte Inglés, a unos grandes almacenes llamados Marshalls, que tienen unos precios increíbles. Recomiendo activamente una visita, en caso de pasar por Boston en algún momento de vuestras vidas. Hay auténticos chollos, tanto en ropa y calzado, como en cosas de casa y otros artículos de lo más variopinto. ¡Y muchas cosas de marca! Encontré unas botas de agua a precio irrisorio, y una gabardina la mar de mona. ¡Menos mal que se me ocurrió comprarlo el primer día! Porque ha estado lloviendo durante 4, sin parar. Ni durante el paso de "Irene" había llovido tanto. 

Mis botitas de agua estilo "American flag" (jajaja")
A pesar de la buena indumentaria, el primero de estos días lluviosos, decidimos, ir unas cuantas chicas de la escuela y yo, al cine. Como ya he comentado en otro post, soy asidua a las películas en versión original, pero eso de verla sin subtítulos en inglés, ya es otro cantar. Fuimos a ver "One day" de Anne Hathaway y Jim Sturgess. En España se estrena a mediados de octubre, y si os gustan los dramas-románticos, os la recomiendo. Esos sí... llevaos unos cuantos kleenex al cine, o al salón en su caso. 

Otro de los días, y ya que la gente estaba de amodorramiento "climático", decidí ir sola a dar una vuelta por el Boston Common, el parque que hay en el centro de la ciudad, y hacer unas cuantas fotos. Pude  descubrir así los distintos efectos que tiene mi cámara, que dicho sea de paso... no están nada mal para ser una cámara normalita. El cielo, nos había dado una tregua esa tarde, así que con el olor a tierra mojada, y con las ardillas buscando qué comer por entre las hojas caídas del suelo, fui disparando el flash, y ésta es una pequeña muestra del resultado. ¡Hasta la próxima!






Y como con fotografías ha terminado la cosa... dejo una frase de Antoine de Saint Exupéry que me gusta mucho y que dice así: "Se ve sólo con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos". ¡Hasta la próxima!


domingo, 11 de septiembre de 2011

"Verano azul" en Boston.

Uno de los primeros días, fui a la oficina de turismo, y me animaron a alquilar un día una bici y dar una vuelta por el puerto de Boston, puesto que hay un paseo llamado Harbourwalk, construido pegado al mar y con unas vistas impresionantes. Así que, ni corta ni perezosa, allá que me fui con la estudiante japonesa que vive en la misma casa que yo. Se llama Aimi, y aunque no habla mucho inglés, nos llevamos bien. Lástima que sólo haya venido aquí dos semanas. Volviendo al tema inicial, voy a colgar un pequeños "mapita" de Boston, para poder situar mi paseo.

En este mapa de arriba, aparece el centro de la ciudad. Podéis ver una linea roja que empieza en una zona verde, el Boston Common (un parque tipo Hyde Park, pero en miniatura, en el centro de Boston). Ya contaré con detalle el día que lo haga, pero es un camino marcado en el suelo, que recorre la ciudad, pasando por los sitios más destacados de la historia de la misma. Se llama el Freedom Trail, y como digo, esta semana, que lo haré, escribiré más a fondo sobre él. La parte que recorrí en bici, es la rodeada por el mar. Yo comencé en South Station y terminé en North Station (espero que podáis situarlas en el mapa) rodeando todos y cada uno de los "salientes" que el puerto tiene. ¡Sí que hicimos deporte! El mapa que muestro justo debajo de estas líneas, es del paseo completo, pero nosotras hicimos solamente la parte de arriba, puesto que las bicis las recogimos en South Station y las devolvimos en North Station. Y hacerlo de esta manera, fue bastante cómodo.


El paseo en sí, es muy cómodo, porque está entero asfaltado y se puede hacer tanto andando, como en bici o patines. Merece la pena hacerlo un día claro, porque las vistas lo merecen. Nosotras pasamos un pelín de calor, pero no estuvo mal. El skyline desde ciertos puntos del paseo, es impresionante. Compensa pararse y darse la vuelta para ir observándolo a medida que se va avanzando. Del mismo modo que hacia la bahía, en la que, si es fin de semana, se pueden contemplar infinidad de barcos navegando, por lo que las vistas son más que llamativas. Son unas vistas que tanto con, como sin bici, compensa ver, porque como ya digo, muestran Boston en todo su esplendor. Por esa zona, hay muchos restaurante en los que sirven langosta, plato muy rico y típico de aquí. No es caro, pero no está al alcance de mi bolsillo en este preciso momento. Ahora, eso sí, ya tengo una buena excusa para volver a Boston en unos añitos y con unos cuántos dólares más en la cartera (¡jaja!). Bueno, a lo mejor encuentro algo barato y lo puedo probar. ¡Ya veremos!. No he contado nada de la bici, pero es una empresa, que también utiliza el mismo sistema en varios países del mundo. Se puede tener una subscripción anual o diaria como en mi caso y bastante barata en cualquiera de los dos casos, puesto que por ejemplo la diaria, además de barata, (5$) sirve para tres días. Es por tanto esta, una buena opción para turistas, ¡pero también para estudiantes de Harvard que no quieran comprarse una! Y aquí, como habitualmente, algunas de esas fotos tomadas durante mi paseo en bici a lo "Verano azul" sólo que sin Chanquete a mi lado.