Han pasado diez años, y parece que fue ayer cuando la imagen de la ciudad de Nueva York, destrozada, daba la vuelta al mundo. A Estados Unidos le tocó pasar una prueba muy dura, que aún después de este aniversario, sigue intentando superar. Nunca me había imaginado que iba a vivir un 11S en América. Durante varios días, los periódicos gratuitos del metro iban anunciando la inminente llegada de dicho día con testimonios, imágenes, artículos escritos por gente de renombre... y llegó el día. Aquí me enteré (tal vez conocía el dato, pero al no afectarme tan de cerca, no lo retuve) que dos de los aviones secuestrados despegaron desde el aeropuerto de Boston. Los homenajes recorrían toda la ciudad, y los testimonios que tuve ocasión de escuchar me dejaron impresionada.
Junto a dos chicas de la escuela, una española y otra alemana, decidimos recorrer algunas partes de la ciudad durante este marcado día. En la oficina de Turismo nos dijeron que cerca del Río Charles iba a tener lugar un homenaje con testimonios y conciertos y nos señaló algunos de los sitios en los que tendrían lugar otros "Memorials". Así que, después de comer, nos pusimos en marcha. La primera parada fue en los Boston Public Garden, donde los militares rendían homenaje a las víctimas. A lo largo del parque habían colocado el mismo número de banderas americanas que víctimas en los atentados. La estampa era impresionante.
Después fuimos a la explanada del Río Charles, donde tuvo lugar el gran evento. Conciertos con coros de niños, testimonios de familiares, bomberos e incluso autoridades contando sobre lo ocurrido y recordando a las víctimas. Fue muy emotivo, la verdad. Me encantó haber tenido la oportunidad de vivir este día junto a los americanos. Lo que más me llamó la atención fue la marcha que algunos de los familiares de las víctimas, realizaron en bicicleta desde el World Trade Center hasta Boston. La lideraba una mujer, cuyo marido iba en uno de los aviones que salieron de Boston y el primero en impactar contra una de las Torres. Contó cómo consiguió hablar con él por teléfono antes del impacto, no tenían muy claro lo que iba a pasar después, pero la comunicación se cortó. Ella, en ese momento, estaba embarazada de una niña pequeña, su hija, a la que él nunca llegó a conocer. Me llamó la atención la fuerza de esa mujer y su capacidad de perdonar. Años después y cuando dio comienzo la Guerra de Irak, decidió comenzar una asociación para ayudar a las mujeres iraquíes que estaban perdiendo a sus maridos en la guerra. Hoy en día es una de las asociaciones más activas de la zona. ¡Cuánto tenemos que aprender!
Todo terminó a las 5pm, así que hasta las 8 nos fuimos a dar una vuelta por la orilla del río. Esta parte de Boston está justo en el lado contrario del Puerto. Desde aquí se tiene otra de las vistas, a mi juicio, más bonitas de la ciudad. Hacía muy buen día y tuvimos la suerte de ver un montón de barcos en los alrededores. Desde esta parte y cruzando el río a través de varios puentes, se llega a Harvard y al MIT (Massachusetts Institute of Technology). Pero de esto ya postearé más adelante. Dejo algunas capturas del evento y del paseo por el río Charles.
¡Emocionante crónica, Quant!
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