martes, 27 de septiembre de 2011

A scavenger hunt... ¡Una gymkhana por la ciudad!

¡Pues sí! suena emocionante, y así fue. Hoy en clase, nuestro profesor nos propuso hacer una gymkhana por toda la ciudad. ¡Estos americanos son la bomba! Antes del descanso, nos explicó en qué iba a consistir. Nos daba hora y media para completar el mayor número de pruebas posibles. No fue divertido, ¡fue divertidísimo! Las pruebas, como os podéis imaginar, fueron de los más variopinto. Debíamos traer pruebas de cada una de ellas, cuando no fotografías. Lo más gracioso del asunto, es que en mi clase yo soy de las más jóvenes. Justo esta semana he compartido mesa con empresarios alemanes y suizos que han venido unas semanas a perfeccionar su inglés. Los alemanes parecen serios ¿verdad? Pues, ¡todo lo contrario! disfrutaron incluso más que yo. Como me imagino que estaréis expectantes con las pruebas que tuvimos que completar, colgaré el papel que nos dieron y luego traduciré, por si alguien tiene alguna pequeña "dudilla", y así os evito el tedioso trabajo de usar el traductor de google que, dicho sea de paso, es peor que un dolor de cabeza.



-Una factura de 50 céntimos de gasolina
-Un vaso de café desechable con el logo de la cafetería en cuestión firmado por uno de los empleados
-La carta de un restaurante de comida para llevar
-Un bolígrafo de propaganda (debe tener información de la empresa en él)
-Un sello de 5 céntimos
-Un recorte de periódico con algún evento para mujeres
-Una moneda de 1980 (de cualquier valor)
-Una receta casera de algún ciudadano de Boston
-Una fotografía de una matrícula de otro Estado
-Un formulario de un seguro de viaje
-Un sobre para realizar un ingreso bancario
-El número de teléfono de una cabina en................. (dirección)
-El mejor precio de un bistec de ternera de toda la ciudad
-¿Qué restaurante es el que abre hasta más tarde durante las noches de los sábados?
-¿Cuánto cuesta la Piña colada en el bar del barrio?
-Un cupón de descuento de una pizzería
-Una sombrilla de cocktail (las típicas chinas)
-La tarjeta de visita de un vendedor de cosméticos
-La tarjeta de visita de un ginecólogo

Tomar fotos de lo siguiente:
-Alguien paseando a su perro
-Un miembro del equipo echando gasolina en un coche ajeno
-Un extraño cantándole a un miembro del equipo
-Alguien con más de 4 niños
-La casa más pequeña que podáis encontrar
-Un graffiti en el lavabo de algún negocio
-Alguien con 85 años o más (sujetando su carnet de identidad)
-El equipo compartiendo una lata de refresco (cada uno con su propia pajita)
-Un guardia de policía local
-La limusina más larga (o coche) que podáis encontrar

Como podéis ver, imaginación al poder. Pero lo mejor de todo, es la capacidad de ayudar y de involucrarse que tienen los americanos. ¡Es una gozada! Nada más llegar a algún sitio para conseguir alguna de las pruebas, y contar qué estábamos haciendo, no sólo nos ayudaban con su propia prueba, sino que además nos decían dónde podíamos encontrar cualquier otra hasta incluso usando internet, acompañándonos un rato por la calle para tratar de agilizar... ¡buenísimo!. Algunas las dimos por perdidas como las de la gasolina, porque nos iba a llevar mucho tiempo llegar hasta la más cercana. Con otras, como la de preguntarle a alguien su edad (más de 85) pensábamos que nos íbamos a jugar el tipo. Los educados de la alemana y el suizo de mi equipo me dejaron a mi la tarea, que "como eres española, te atreves a preguntar eso" pero no fue tan complicado. Fuimos a Boston Common, porque allí sería fácil encontrar muchas de las pruebas, y de repente, ante nosotros, apareció una familia con una mujer bastante mayor en una silla de ruedas. Ni corta ni perezosa, a ellos me lancé con la mejor de mis sonrisas y haciéndole la envolvente de mi exótica proveniencia (todo país que se encuentre fuera de los márgenes de las costas americanas, es aquí reconocido como de otro mundo, y al fin y al cabo España la salerosa, donde nos pasamos el día bailando, comiendo jamón, bebiendo vino y tomando el sol... ¡no iba a ser para menos!). Conseguí mi ansiada fotografía con mi amiga abuelilla más contenta que unas castañuelas y muy orgullosa de su edad. ¡No fue para tanto!. Pediré la fotografía para colgarla, porque merece la pena. Mientras, dejo la que pude hacer yo con mi cámara: Todos los miembros del equipo bebiendo de una lata de refresco con una pajita.

En mi equipo: Niccola (alemana), Johan (suizo), Marwah (Saudí) y yo (española y a mucha honra)

martes, 20 de septiembre de 2011

Freedom Trail: la mejor manera de conocer la historia de Boston

Ya he comentado algo sobre el Freedom Trail en alguna entrada anterior, pero esta vez, ocupará todo el protagonismo de estas líneas. Pero ¿qué es exactamente? bueno, pues podríamos acabar rápido diciendo que es una línea roja dibujada en el suelo que recorre el centro de Boston (o como se dice en América el downtown). Pero lo cierto, es que es mucho más que eso, puesto que siguiéndola podemos recorrer los lugares históricos y más característicos de la ciudad. Son más o menos 4 km. de recorrido casi todo en plano, así que, no resulta demasiado costoso hacerlo entero. Haciendo paradas técnicas, nosotros tardamos unas 4 horas en acabarlo y se pasa volando. Al principio del recorrido hay posibilidad de unirse a algunos de los guías que lo explican, pero sólo lo hacen de la primera parte. ¡En algunos casos, van hasta disfrazados! Nosotros preferimos coger una guía gratuita que nos ofrecieron en la Oficina de Turismo. Con ella fuimos descubriendo cada uno de los lugares que ésta ciudad esconde entre sus calles. Tenía ganas de hacerlo, y la verdad es que no me defraudó para nada. Desde el Boston Common, hasta la USS Constitution, pasando por el Bunker Hill Monument o Quincy Market. Y nombro éstos, porque son los que más me han gustado.

Del primero, Boston Common, no digo nada, porque creo que ha quedado claro con las fotos, que es bastante bonito. La USS Constitution es una de las últimas paradas, y es una de las primeras fragatas de la Armada de los Estados Unidos fletada en 1797. Recibió su nombre del mismísimo Presidente George Washington en honor a la Constitución. Es el navío más antiguo que aún se encuentra en activo y a flote en todo el mundo. Impresiona mucho poder subirse a bordo. Todo está tal cual. Tras pasar un control de seguridad, enseñando incluso el pasaporte, se puede visitar gratuitamente. ¡Y merece la pena!. Quincy Market me ha gustado, porque me recuerda a Covent Garden. En realidad, la parada oficial en el Freedom Trail es Faneuil Hall, un sitio de reunión al que acudían de todas partes de Boston para escuchar a hombres como Samuel Adams o James Otis alentando a la lucha contra Gran Bretaña por la independencia. Más adelante se convirtió en un mercado compuesto por varios edificios, uno de ellos es el llamado Quincy, que es el más bonito y el más rico arquitectónicamente hablando y ahora ocupado por restaurantes y tiendas. Muy cerca está el famoso Hard Rock de Boston, pero éste no entra, lógicamente, dentro de nuestra ruta hoy. La última parada es Bunker Hill monument, un obelisco que ahora forma parte del Parque Nacional de Boston, y que conmemora la batalla de Bunker Hill. Más que el obelisco en sí, impresionan los alrededores y las vistas. Los alrededores, por la cantidad de verde, y porque el barrio Charlestown es uno de los más bonitos de Boston, a mi parecer. Ha servido, de hecho, de escenario de muchas películas. ¡Y vimos rodar una mientras estábamos allí! La estrenan bastante tarde, en 2013 y se llama R.I.P.D. En ella actúan Ryan Reynolds, Kevin Bacon y Jeff Bridges a los que pude ver, pero ya me había quedado sin batería en la cámara de fotos. En fin, otra experiencia más vivida en Boston, que cada día no deja de sorprenderme.








lunes, 19 de septiembre de 2011

11-S, X Aniversario

Han pasado diez años, y parece que fue ayer cuando la imagen de la ciudad de Nueva York, destrozada, daba la vuelta al mundo. A Estados Unidos le tocó pasar una prueba muy dura, que aún después de este aniversario, sigue intentando superar. Nunca me había imaginado que iba a vivir un 11S en América. Durante varios días, los periódicos gratuitos del metro iban anunciando la inminente llegada de dicho día con testimonios, imágenes, artículos escritos por gente de renombre... y llegó el día. Aquí me enteré (tal vez conocía el dato, pero al no afectarme tan de cerca, no lo retuve) que dos de los aviones secuestrados despegaron desde el aeropuerto de Boston. Los homenajes recorrían toda la ciudad, y los testimonios que tuve ocasión de escuchar me dejaron impresionada. 

Junto a dos chicas de la escuela, una española y otra alemana, decidimos recorrer algunas partes de la ciudad durante este marcado día. En la oficina de Turismo nos dijeron que cerca del Río Charles iba a tener lugar un homenaje con testimonios y conciertos y nos señaló algunos de los sitios en los que tendrían lugar otros "Memorials". Así que, después de comer, nos pusimos en marcha. La primera parada fue en los Boston Public Garden, donde los militares rendían homenaje a las víctimas. A lo largo del parque habían colocado el mismo número de banderas americanas que víctimas en los atentados. La estampa era impresionante.




Después fuimos a la explanada del Río Charles, donde tuvo lugar el gran evento. Conciertos con coros de niños, testimonios de familiares, bomberos e incluso autoridades contando sobre lo ocurrido y recordando a las víctimas. Fue muy emotivo, la verdad. Me encantó haber tenido la oportunidad de vivir este día junto a los americanos. Lo que más me llamó la atención fue la marcha que algunos de los familiares de las víctimas, realizaron en bicicleta desde el World Trade Center hasta Boston. La lideraba una mujer, cuyo marido iba en uno de los aviones que salieron de Boston y el primero en impactar contra una de las Torres. Contó cómo consiguió hablar con él por teléfono antes del impacto, no tenían muy claro lo que iba a pasar después, pero la comunicación se cortó. Ella, en ese momento, estaba embarazada de una niña pequeña, su hija, a la que él nunca llegó a conocer. Me llamó la atención la fuerza de esa mujer y su capacidad de perdonar. Años después y cuando dio comienzo la Guerra de Irak, decidió comenzar una asociación para ayudar a las mujeres iraquíes que estaban perdiendo a sus maridos en la guerra. Hoy en día es una de las asociaciones más activas de la zona. ¡Cuánto tenemos que aprender!

Todo terminó a las 5pm, así que hasta las 8 nos fuimos a dar una vuelta por la orilla del río. Esta parte de Boston está justo en el lado contrario del Puerto. Desde aquí se tiene otra de las vistas, a mi juicio, más bonitas de la ciudad. Hacía muy buen día y tuvimos la suerte de ver un montón de barcos en los alrededores. Desde esta parte y cruzando el río a través de varios puentes, se llega a Harvard y al MIT (Massachusetts Institute of Technology). Pero de esto ya postearé más adelante. Dejo algunas capturas del evento y del paseo por el río Charles.







miércoles, 14 de septiembre de 2011

"Singing in the rain"

Mi segunda semana en Boston: pasada por agua, y con un descenso importante e inesperado de las temperaturas. ¡Y yo con estos pelos!. Tras un primer "remojo" en la calle intentando evitar charcos con mis zapatillas de tela... decidí entrar, cual maruja que va al primer día de las rebajas del Corte Inglés, a unos grandes almacenes llamados Marshalls, que tienen unos precios increíbles. Recomiendo activamente una visita, en caso de pasar por Boston en algún momento de vuestras vidas. Hay auténticos chollos, tanto en ropa y calzado, como en cosas de casa y otros artículos de lo más variopinto. ¡Y muchas cosas de marca! Encontré unas botas de agua a precio irrisorio, y una gabardina la mar de mona. ¡Menos mal que se me ocurrió comprarlo el primer día! Porque ha estado lloviendo durante 4, sin parar. Ni durante el paso de "Irene" había llovido tanto. 

Mis botitas de agua estilo "American flag" (jajaja")
A pesar de la buena indumentaria, el primero de estos días lluviosos, decidimos, ir unas cuantas chicas de la escuela y yo, al cine. Como ya he comentado en otro post, soy asidua a las películas en versión original, pero eso de verla sin subtítulos en inglés, ya es otro cantar. Fuimos a ver "One day" de Anne Hathaway y Jim Sturgess. En España se estrena a mediados de octubre, y si os gustan los dramas-románticos, os la recomiendo. Esos sí... llevaos unos cuantos kleenex al cine, o al salón en su caso. 

Otro de los días, y ya que la gente estaba de amodorramiento "climático", decidí ir sola a dar una vuelta por el Boston Common, el parque que hay en el centro de la ciudad, y hacer unas cuantas fotos. Pude  descubrir así los distintos efectos que tiene mi cámara, que dicho sea de paso... no están nada mal para ser una cámara normalita. El cielo, nos había dado una tregua esa tarde, así que con el olor a tierra mojada, y con las ardillas buscando qué comer por entre las hojas caídas del suelo, fui disparando el flash, y ésta es una pequeña muestra del resultado. ¡Hasta la próxima!






Y como con fotografías ha terminado la cosa... dejo una frase de Antoine de Saint Exupéry que me gusta mucho y que dice así: "Se ve sólo con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos". ¡Hasta la próxima!


domingo, 11 de septiembre de 2011

"Verano azul" en Boston.

Uno de los primeros días, fui a la oficina de turismo, y me animaron a alquilar un día una bici y dar una vuelta por el puerto de Boston, puesto que hay un paseo llamado Harbourwalk, construido pegado al mar y con unas vistas impresionantes. Así que, ni corta ni perezosa, allá que me fui con la estudiante japonesa que vive en la misma casa que yo. Se llama Aimi, y aunque no habla mucho inglés, nos llevamos bien. Lástima que sólo haya venido aquí dos semanas. Volviendo al tema inicial, voy a colgar un pequeños "mapita" de Boston, para poder situar mi paseo.

En este mapa de arriba, aparece el centro de la ciudad. Podéis ver una linea roja que empieza en una zona verde, el Boston Common (un parque tipo Hyde Park, pero en miniatura, en el centro de Boston). Ya contaré con detalle el día que lo haga, pero es un camino marcado en el suelo, que recorre la ciudad, pasando por los sitios más destacados de la historia de la misma. Se llama el Freedom Trail, y como digo, esta semana, que lo haré, escribiré más a fondo sobre él. La parte que recorrí en bici, es la rodeada por el mar. Yo comencé en South Station y terminé en North Station (espero que podáis situarlas en el mapa) rodeando todos y cada uno de los "salientes" que el puerto tiene. ¡Sí que hicimos deporte! El mapa que muestro justo debajo de estas líneas, es del paseo completo, pero nosotras hicimos solamente la parte de arriba, puesto que las bicis las recogimos en South Station y las devolvimos en North Station. Y hacerlo de esta manera, fue bastante cómodo.


El paseo en sí, es muy cómodo, porque está entero asfaltado y se puede hacer tanto andando, como en bici o patines. Merece la pena hacerlo un día claro, porque las vistas lo merecen. Nosotras pasamos un pelín de calor, pero no estuvo mal. El skyline desde ciertos puntos del paseo, es impresionante. Compensa pararse y darse la vuelta para ir observándolo a medida que se va avanzando. Del mismo modo que hacia la bahía, en la que, si es fin de semana, se pueden contemplar infinidad de barcos navegando, por lo que las vistas son más que llamativas. Son unas vistas que tanto con, como sin bici, compensa ver, porque como ya digo, muestran Boston en todo su esplendor. Por esa zona, hay muchos restaurante en los que sirven langosta, plato muy rico y típico de aquí. No es caro, pero no está al alcance de mi bolsillo en este preciso momento. Ahora, eso sí, ya tengo una buena excusa para volver a Boston en unos añitos y con unos cuántos dólares más en la cartera (¡jaja!). Bueno, a lo mejor encuentro algo barato y lo puedo probar. ¡Ya veremos!. No he contado nada de la bici, pero es una empresa, que también utiliza el mismo sistema en varios países del mundo. Se puede tener una subscripción anual o diaria como en mi caso y bastante barata en cualquiera de los dos casos, puesto que por ejemplo la diaria, además de barata, (5$) sirve para tres días. Es por tanto esta, una buena opción para turistas, ¡pero también para estudiantes de Harvard que no quieran comprarse una! Y aquí, como habitualmente, algunas de esas fotos tomadas durante mi paseo en bici a lo "Verano azul" sólo que sin Chanquete a mi lado.





jueves, 8 de septiembre de 2011

Fotos de la visita a la fábrica de Samuel Adams






Visita a la fábrica de la típica cerveza Bostoniana...

Tras dar unas pinceladas generales de lo que esta ciudad guarda entre sus barrios y calles, toca el turno ahora de hablar de cosas que he ido visitando, y así me voy poniendo un poco al día. Esta es mi segunda semana aquí, y aún no he contado nada de lo que he visitado. El primero de los sitios a los que fui, ha sido un tour por la fábrica donde se hace la cerveza más famosa de Boston, Samuel Adams. Y dicho sea de paso... ¡está buenísima!. Tiene un sabor especial, por lo que os animo a probarla. Fui con gente de la escuela y lo pasamos bastante bien. Nos explicaron cómo se hacía la cerveza, las diferencias que había entre dejar fermentar más o menos tiempo la levadura para conseguir un tipo u otro de cerveza... y luego nos dieron a probar entre tres de los múltiples tipos de cerveza que fabrican. La que más me gustó fue la Lager, que es la más suavita. Fue divertido, porque es algo distinto, desde luego yo no lo había hecho nunca en España. Postearé algunas fotos interesantes que hice durante el tour. Pero para terminar, una curiosidad que nos contaron hoy en clase. ¿Sabíais que Boston es la primera ciudad de todo Estados Unidos en tener red de metro?.  Actualmente, se llama MBTA, cuyas siglar corresponden a Massachusetts Bay Transportation Authority. Ahora lo valoraré un poco más... (¡es un pelín lento!). El logo es una "T" negra sobre fondo blanco y aunque no tiene muchas líneas, como ya comenté en un post anterior, son suficientes. Dejo aquí tanto el logo como el plano. En caso de una visita a Boston, es importante conocer el logo del metro, para poder encontrar las estaciones. Suelen estar un tanto escondidas, debido al frío que hace en invierno ¡y a lo que nieva!.


Por si me queréis situar, me encuentro en la Red Line, en la rama de la izquierda, estación de Ashmont, y mi escuela en South Station, también en la Red Line y junto con Downtown Crossing, justo después de South Station, dos de las estaciones más concurridas. 





miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Cómo es Boston?


Para los que nunca habéis estado en esta ciudad que me va a alojar durante seis semanas, me gustaría compartir lo poco que voy sabiendo de ella día tras día. Boston es una ciudad cosmopolita, al igual que puede serlo cualquier ciudad grande en EEUU. En ella convive gente de todo tipo de culturas, razas, religiones... Ir andando por la calle, es como estar en una película (y si además añadimos la banda sonora en nuestro reproductor de música... ¡mucho mejor!). Hago un inciso aquí, porque no quiero continuar sin dar un consejo para los amantes de la música en general. Me encanta asociar música a lugares y a cosas que me suceden, por eso, hago mis propias listas de reproducción cuando estoy en los sitios, con la música que más escuche en ese momento, o con alguna canción nueva que descubro, o que simplemente me recomiendan. Así voy creando una especie de "banda sonora" personal que voy escuchando durante ese tiempo, y que luego, en un futuro me recordará fácilmente a todos los momentos vividos, a todas las personas que he conocido, a los sitios que he visitado. Es una buena manera también, de ejercitar la memoria ayudándonos de lo que más nos gusta.

Muy brevemente, porque me he propuesto no alargarme mucho en las entradas para no aburrir al personal, me gustaría comentar que Boston no es la típica ciudad americana con infinidad de rascacielos a cada cual más impresionante. No. Boston es de las pocas ciudades americanas con algo de historia. Por eso es la que más nos suele gustar a los europeos. Dicen (ya lo comprobaré en unas semanas) que Nueva York está muy bien para estar una semana, pero que luego no queda mucho más que ver. En cambio, Boston tiene lugares con encanto y con "chicha". Lugares para hacer fotos, más allá de la grandiosidad de meros rascacielos. Y eso que yo soy la primera que me quedo embobada viendo cuán altos pueden llegar a ser estos edificios, y hago un montón de fotos para que no se me olvide. 

Todos estos lugares que hay que visitar, están aglutinados en barrios, lógicamente. Pero aquí, le dan mucha importancia. Los cuatro de más renombre son: The North End, Beacon Hill, Back Bay y Harvard Square. El primero de ellos, o también llamado "Little Italy" es uno de los más antiguos de la ciudad. Tiene como frontera el mar por dos lados y se pueden dar unos preciosos paseos. Beacon Hill es uno de los que guardan más historia, y tiene en concreto tres calles, famosas en tiempos de revolución. Back Bay es la "milla de oro" donde podemos encontrar dos calles Boylston Street y Newbury Street con el mayor número de tiendas conocidas por metro cuadrado de toda la ciudad. Y hay gente muy interesante merodeando por ahí, incluso alguna que otra cara conocida. El último, Harvard Square, no es que sea un barrio técnicamente hablando, sino una zona. La que lógicamente alberga tan afamada Universidad. Inevitable es la entrada a la enorme librería que se encuentra en la misma plaza, o también y si el tiempo acompaña, sentarse en el césped a ver miles de estudiantes de todo tipo y condición, pasar. 

Puedo decir que he pisado tres, dos de los cuales he pateado de arriba a abajo. ¡Incluso en bici! Pero de eso, ya contaré un poquito más adelante. Mientras dejo alguna que otra imagen que he captado con el objetivo de mi cámara. ¡Hasta la próxima!




lunes, 5 de septiembre de 2011

Qué hace una chica como yo en un sitio como este...

Tal y como anuncié en el primer post de este blog, llega el momento de explicar qué hago en Boston. Pues bien, el Ministerio de Educación, concede una serie de becas a estudiantes universitarios, más conocidas como becas MEC, gracias a las cuales, tenemos la posibilidad de realizar un curso de inglés durante 3 ó 6 semanas en el país de habla inglesa que elijamos. El que la beca sea de tres o de seis semanas depende básicamente de la rama de estudios que se esté haciendo. Al grano, si has hecho Magisterio puedes irte 6 semanas. Si no.... tres y a casa. Si es que... ¡los maestros nos ponemos el mundo por montera! Y ni qué decir tiene lo importante que es que un buen maestro de inglés, viva una experiencia como ésta. Imprescindible, me atrevería a decir. Las condiciones para poder disfrutarlas son las mismas en los dos casos: Nota media de expediente y nivel de inglés. Se presenta online en la página del ministerio y en junio responden por mail a la solicitud realizada, tanto si ha sido aceptada, como si no. El curso tiene que ser, como mínimo de 20 horas semanales. Es lo que se ofrece normalmente en las escuelas. Inglés general y en algunas, añaden un módulo extra de refuerzo en alguna de las competencias  (speaking o listening).

En mi caso, he tenido la suerte de poder disfrutar de 12 semanas de beca. La solicité el curso pasado (2009/2010) y me la aceptaron. Me fui a Londres. Nunca había estado y me encantó. ¡Me enamoré de esa ciudad! Volvería con los ojos cerrados, porque me trae muchos y muy buenos recuerdos. Según el expediente del último curso, se puede volver a renovar la beca y lo hice. Me la volvieron a aceptar y esta vez he querido "cruzar el charco". Y esto tiene la misma buena pinta que London. ¡Y eso que aún me quedan 5 semanas!

Mi escuela se llama LSI y tenemos clase de 9 a 1pm todos los días. Está divida por niveles que van del básico al avanzado pasando por el pre-intermedio, intermedio y upper-intermediate. El primer día te hacen una prueba para colocarte en tu nivel. Estas escuelas funcionan todas más o menos igual. Cada semana empieza un nuevo tema y, o llega gente nueva a las clases, o los de un nivel inferior, promocionan. Como ya todo el mundo sabe, y por causas ajenas a mi (¡lo prometo!) llegué un pelín más tarde de lo normal, pero me hicieron el examencillo y entré en clase en la clase que me dieron en cuanto pude, para no perder ni un minuto. Las sesiones son interesantes y bastante activas (como todo en esta vida, depende de la persona que las dirija, pero no me puedo quejar) con muchas actividades, discusión de temas interesantes, juegos... Sobre todo trabajamos la interacción (comprensión y expresión) oral. Atrás quedan las tediosas sesiones de gramática inglesa que más de uno ha tenido que soportar dentro del sistema educativo español.

Ni qué decir tiene, que quien quiere aprovechar su estancia aquí para aprender inglés verdaderamente, pone los medios. Puedo dar varios consejos que aprendí de una amiga mía que también aprovecha al máximo estas ocasiones. Me compré en España dos libretas de espiral. Una de tamaño cuartilla para las clases y otra pequeñita (la mitad de un A8) para llevar siempre en el bolso. Esta última la he dividido con los siempre tan útiles "post-it" en tres apartados: Palabras, expresiones y cosas útiles. En la primera voy poniendo palabras nuevas que voy escuchando (en clase, en algún libro o película, por la calle...) y trato de ponerla en contexto con una frase que explique su significado, más que la mera definición que al final no sirve para mucho. En el apartado de expresiones, escribo aquellas que voy escuchando de la lengua hablada, modismos, frases hechas... que evitan que el idioma que se habla, sea el típico de libro de texto de Oxford. Y por último, un apartado en el que escribo datos interesantes de algún lugar que me recomiendan visitar, horarios a tener en cuenta en algún sitio al que ir, alguna regla de conversión (aquí utilizan los pies  y yardas para medir las distancias, los Fahrenheit en vez de  Celsius para la temperatura, las tallas de la ropa...) y en general cosas útiles que me sirvan para el día a día. Además, intento leer alguna novela en inglés y ver películas en inglés subtituladas también en inglés. Y tras esta sesión de "Cómo mejorar tu competencia en el aprendizaje de una lengua. Parte 1", algunos pueden pensar... una de dos, o ésta se ha vuelto loca, o consume alguna que otra sustancia de más. Ninguna de las dos cosas. Razón muy simple para todo esto, es que no voy a estar aquí un año entero practicando inglés, porque en España me esperan unas cuantas cosas por hacer aún, y o aprovecho esto al máximo, o a saber si voy a poder tener una oportunidad como esta con casi todo pagado. Esto es lo que yo llamo una auténtica inmersión en la lengua y cultura americana.

Para animar esto un poco, dejo algunas fotos de los primeros días... Hasta la próxima!
Curiosa mezcla...

Una cervecita después del partido, no viene mal!

Partido de fresbee con la gente de la escuela

viernes, 2 de septiembre de 2011

De viaje... (Capítulo 3. El último)


En un Hotel de carretera. Charlotte, Carolina del Norte, EEUU.

Llegados a este punto, toca explicar un poco que Charlotte es la típica ciudad muerta americana. Es decir, un centro urbano básicamente financiero y en este caso, repleto de bancos. Algún barrio alrededor, muchos hoteles a las afueras para la gente que viene a trabajar aquí y un macro-aeropuerto copado por US Airways y Delta, dos aerolíneas, que lo utilizan para escalas tanto de vuelos en EEUU, como para los provenientes del resto del mundo como es mi caso. Por tanto, tampoco una ciudad con muchas posibilidades turísticas... Me esperaban unos fabulosos días en la habitación del hotel. Llego por tanto al hotel y la primera impresión, que es importante, es la de los típicos hoteles que salen en las películas de antena 3 los fines de semana, a medio día, después del tiempo. Creo que es la descripción más adecuada que he encontrado, porque en España no encuentro muchas similitudes. Mis compañeros de hotel son casi todos de piel oscura, salvo unos cuantos turistas de piel blanca, en la misma situación que yo. Mi habitación, bastante bien salvo por la situación, en pleno parking y al mismo nivel. Me recordaba a las películas mencionadas anteriormente, pero en este caso de terror. Me veía como poco protegida, pero bueno. Obviando esto, tenía casi de todo y una súper cama de matrimonio para mí solita. Llegué en torno a las 7pm entre unas cosas y otras. Me di una vuelta por el sitio que me iba a alojar durante no se sabe cuánto tiempo. Piscina, zona común delante del mostrador de recepción con varios sillones y pegada a ésta, un comedor un tanto rústico donde sirven el American full breakfast (completo desayuno americano) incluido en el precio de la habitación. A saber... Veo que ni restaurante ni nada similar, sólo, cómo no, unas máquinas con chocolatinas. También puedo observar que la gente está cogiendo unos papelitos de Domino's pizza, así que sin más, y como lo nuestro es el comportamiento por imitación desde bebés, hago lo mismo. Me voy a la habitación y pido unos macarrones, una bebida y un pancito rico (parece que estaba muerta de hambre, pero básicamente el problema es que si no sobrepasaba una cantidad de dinero, no me lo traían a la habitación del hotel) con lo que cené ese día y comí el día siguiente. Ahora que me doy cuenta... ¡lo amorticé bastante!. Estaba muerta del día tan ajetreado, así que nada más cenar. ¡A dormir en mi gran cama!.

Suena el despertador a las 8,45 de la mañana. Ducha y a por el esperado desayuno americano. Como todo aquí, en grandes cantidades, y yo no voy a ser menos. Café, zumo, cereales con yogur, fruta y, lo mejor de todo... Gofre con caramelo que te haces tú. Veo cómo lo hace un hombre que tenía delante. Hay una jarra con masa preparada, se vierte en una máquina con la forma del gofre hecha, se cierra, y en dos o tres minutos te avisa de que ya está listo. Estos americanos... ¡qué rico estaba! Me puse las botas, y me vino fenomenal, la verdad. Viendo las noticias, vi que el huracán aún estaba por Nueva York, así que, poco iba a solucionar llamando a la aerolínea, puesto que los aeropuertos de la costa este estaban aún cerrados. Renuevo la habitación del hotel otra noche más y a la búsqueda y captura de wi-fi, cosa que no me fue nada fácil. En el aeropuerto, gracias a Dios y a la conexión wi-fi gratuita, pude ir informando a mi familia de mis “avances”, pero hubo un momento que dejaron de saber de mí. Ya me estaba imaginando yo la noche que habría pasado mi madre sabiendo que su hija tenía dos posibilidades, o dormir en el aeropuerto o en un hotel de no sé sabe qué tipo. A pesar de ser gratuita para clientes, la conexión dejaba bastante que desear, y mi ordenador no la cogía ni a la de tres, así que ni corta ni perezosa, y con mi nivel de “frikez” más elevado, desconecté el cable de red de uno de los ordenadores de la “sala” de ordenadores del hotel y lo enchufé al mío (previo cambio manual de la dirección IP y puertos varios). Pude hablar por skype, tranquilizar y contar mis aventuras a mis padres y algún que otro tío ávido de información de su sobrina “lost in the USA”.

Por lo demás, y mientras la tormenta tropical (porque ya dejó de ser huracán) se alejaba rumbo a Canadá, yo me fui a la piscina del hotel a darme un baño y a leer LA revista que me encontré en recepción. Al principio pensé que tuve suerte de haberla cogido yo, luego me di cuenta que era tan mala (debía ser incluso peor que la que te dan con el periódico 20minutos un día a la semana) que nadie la cogía para leer. Por lo menos leí algo en inglés. Por la noche, y tras una película de las que me había traído de Madrid para ir viendo durante mi estancia aquí, me metí en la cama. No muy tarde, puesto que decidí madrugar bastante la mañana siguiente para poder volar en el primer vuelo a Boston que despegara de Charlotte.

7 am de la mañana y tras otro gran desayuno, mi segundo, americano, me monto en la furgonetilla que me lleva al aeropuerto, y con la mejor de mis sonrisas me despido del hotel, esperando no tener que renovar habitación por ninguna noche más. Nada más llegar al aeropuerto, pido que me cambien el vuelo. Efectivamente, a las 11,30 sale uno y en ese decido subirm sea como sea. Aún hay asientos libres, ¡BIEN! Esto ya va tomando forma, porque billete en mano, estoy a punto de llegar (a falta de escasas 4 horas) a mi destino final!!! Sinceramente, me dije a mi misma, que hasta que no me viera montada en ese avión, no me lo iba a creer después de todo lo que me había pasado. Pero llegué al avión, aterrizamos perfectamente y con un tiempazo de escándalo, recogí mi maleta sin problema y, tal y como había mirado en google maps, cogí autobús y metro hasta la que va a ser mi residencia en Boston. Es la mejor y más económica opción desde el aeropuerto. La Silver Line, es una línea de autobuses que en cierto momento del trayecto paran motores, sale el conductor y prepara el autobús para convertirlo en... ¡tren!. Impresionante, la verdad. Tienen un mecanismo instalado en la parte superior del mismo, que se levanta y se conecta a las vías por arriba (tipo tranvía) y de ir por carretera pasa a ir por los túneles del metro. Americanada total, vamos. Ésta Silver Line tiene parada en South Station, muy céntrica para luego hacer trasbordo con otras líneas de metro, que recorren la ciudad de punta a punta. En mi caso, tomo la Red Line. Las ciudades americanas, no tienen muy buena fama en términos de transporte público, pero en Boston, a pesar de no existir muchas líneas (en comparación con Madrid o Londres) éstas, son más que suficientes para llegar a los sitios más importantes y a los barrios más concurridos. El mío, Dorchester es uno de los más extensos, pero de esto ya iré hablando más adelante. Todo llega a su fin y en mi caso ha sido un final feliz. Con más o menos disgustos, pero ya puedo decir que estoy en Boston sana y salva disfrutando de mi beca. Así son las cosas y así se las hemos contado. ¡Hasta la próxima! (y ya no se titulará “De viaje... capítulo...)”